martes, 12 de agosto de 2014

FONDOS BUITRES: EL COLONIALISMO SIGLO XXI - FINAL

Corresponde, a la altura de los acontecimientos que ocurren en Argentina, precisar algunos aspectos de la realidad diaria: lo que hoy sucede en el país, no todo es culpa de los fondos buitres. Antes, mucho antes, del fallo del juez Griesa la realidad argentina ya mostraba marcados signos de agotamiento: la inflación, cada vez más fuerte, una realidad internacional negativa para sus exportaciones con China dejando de comprar el aceite de soja porque solo le interesa el grano; con Brasil retractando sus importaciones; una fuerte presión impositiva interna (Impuesto a las Ganancias, IVA, Bienes Patrimoniales), la disparada al dólar norteamericano; son algunos ejemplos de que algo malo está pasando y ese algo, nada tiene que ver con los fondos buitres. Es verdad que el entredicho con la justicia norteamericana puede provocar fuertes remolinos en la economía del día pero no ahora. Por lo tanto no hay que confundir de análisis.
Lo que está sucediendo detrás  de los fondos buitres es una jugada a fondo del más puro colonialismo, que tiene sus jugadores dentro de la economía argentina a los efectos de impedir el éxito de ciertas políticas. Debemos entender, por una realidad colonialista a la extracción del excedente económico de un país.  Una forma de apropiarse de dicho excedente –una lucha que está vigente desde la Revolución de Mayo- es el manejo unidireccional o la apropiación directa del comercio. Un tema que a lo largo de la historia argentina reciente, fue causa de una lucha encarnizada en la cual estuvieron presentes en toda su magnitud, los fieles servidores de dicho colonialismo.
El manejo monopólico del comercio fue seguido luego por el financiero con la presencia del empréstito de la Baring, ni bien la Argentina se declaró independiente. Tal dominio financiero siempre actuó a modo de apoyo a la variante comercial hasta el último golpe cívico-militar-religioso que convirtió una década, la década más oscura y criminal de la historia, en la que floreció con toda su fuerza destructiva, gracias a la política económica diseñada por Martínez de Hoz.

Gracias a esa política, se introdujo la era bonista, en la década de los 80 para endurecerse aún más en los años 90 –plan de convertilidad- porque gracias al modelo económico del menemismo, se permitió que se tomara refinanciamiento de las obligaciones vencidas, a tasas crecientes. Los economistas que actuaron como ministros de Economía, fallaron uno a uno, agravando aún más la situación, lejos de ir solucionándola. Es así que el gobierno surgido en el 2003 asume muy condicionado sea por parte de factores internos como por la presión del FMI y aliados de la UE. La realidad para ese año era el de una economía en situación calamitosa: se encontró con amplias ramas de la economía aplastadas, con la liquidación del capital social y con un fuerte avance sobre los derechos de los trabajadores. Es bueno recordar, a esta altura, el caso de la coima a Senadores para facilitar la aprobación de una ley laboral y que fue la puerta del derrape definitivo del gobierno encabezado por  De la Rúa.
El objetivo perseguido por el colonialismo era mostrar la posibilidad de concretar el arribo de inversores, si se seguía con determinadas políticas. Los flujos financieros de ayer, actuaban como los modernos espejitos de colores de entonces. Al decir de Carlos Scaletta, el colonialismo del S XXI es sofisticado y multidimensional. Esto es así porque el endeudamiento en divisas junto a mantenerse intacto, cada día gana peso. Durante los años 2001 al 2003, el colonialismo estaba convencido que el caso argentino serviría de fuerte escarmiento para aquellos países que pretendieran revertir el cuadro de situación, perjudicando sus intereses.
Queda entonces bien claro que el problema con los fondos buitres más que un problema económico, es un problema de política internacional. ¿Por qué de política internacional? Porque a partir del 2003, Argentina fue revertiendo una situación muy negativa, en altamente positiva. Sin ingreso de fondos frescos, al crecimiento lo fue sustentando con recursos propios apoyando, su política, en el gasto público, en el sostenimiento del consumo, recuperación de los puestos de trabajo junto a otras variables que terminó convirtiendo al país en un verdadero mal ejemplo porque desarrolló un mecanismo, capaz de superar las políticas de sujeción impuestas por el colonialismo del Siglo XXI.
El verdadero problema que hoy presenta la lucha contra con los fondos buitres, es que se frenó el flujo de fondos financieros, porque el interés argentino pasa por un nuevo entendimiento con las finanzas internacionales, a la par de una toma de deuda en divisas pero a tasas razonables. ¿Para qué? Para hacer frente a picos de vencimientos, financiar obras de infraestructura, y hacer frente a potenciales déficit de cuenta corriente. En otras palabras, volver a lo anterior pero en forma más clara y económica. El fallo del juez Griesa, avalado por la Suprema Corte de Estados Unidos lo que hace es posponer esta estrategia y nada más, debido a que los problemas indicados en la introducción, ya existían son producto de una combinación de factores que superan a los fondos buitres.
Lo que está madurando en la conciencia de los argentinos, es que Argentina ya no puede cometer esa suerte de pecado original, como lo señalara Noemí Brenta, porque esa política es pan para hoy y hambre para mañana y tal esclarecimiento, de la deuda, está acompañado, además, por el factor inédito: el problema de la deuda externa queda blanqueada en toda su dimensión y a la vista de todo el pueblo argentino. Se está poniendo blanco sobre negro y eso no es conveniente para los agentes internos del colonialismo. Una vez más, la política de no avivar giles que sigue la Argentina produce sarpullido dentro de las estructuras de poder internacional y este es, el verdadero problema, los fondos buitres no.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario