martes, 26 de agosto de 2014

ARGENTINA: ¿RUMBO A LA “VARIANTE DUHALDE”?

En la “finalización” de una etapa en la vida política argentina, se observan momentos de “fuertes turbulencias” tal cual ocurrió en el año 2001. La realidad nacional que se registra en la actualidad, ofrece alguna similitud con los ocurridos 13 años atrás, aunque al presente se observan variables diferentes a las que produjeron la caída del gobierno de Fernando De la Rúa.
Haciendo un poco de historia reciente, al gobierno radical lo “derrocaron” factores internos producidos por gruesos errores de la política económica local que terminó provocando una fuerte reacción popular, lejos de toda índole gremial aunque la “historia no oficial” culpa a Eduardo Duhalde de haber “fogoneado” el malestar social, que finalizó en sangrienta revuelta popular.
La historia política argentina de las últimas tres décadas de democracia, registra un dato curioso: existieron dos mandatos que duraron 10 años cada uno: Carlos Menem y Néstor-Cristina Kirchner, los restantes gobiernos democráticos –de origen radical- no concluyeron sus mandatos. Los períodos presidenciales que perduraron, tienen dos características específicas: ambos presidentes fueron gobernadores de sus respectivas provincias, a la par que detentaban el poder político de ese distrito.
En la “realidad” de la Argentina actual se observa la presencia tanto de factores internos como externos los cuales “enrarecen” el ambiente socio-económico y político pero, a diferencia del 2001, “el componente” externo tiene mayor presencia en la medida que va transcurriendo el tiempo. Corresponde analizar ambos frentes en perspectiva. En lo local, inflación, desocupación, aumento de la pobreza, presión impositiva, recesión, caída de las ventas, son factores “pre-existentes” al fallo adverso de la justicia norteamericana.
Con el fallo a favor de los “fondos buitres”, se aceleró la complejidad del panorama externo ya que hasta el presente, la Argentina no tiene definida la calificación del default, inclusive no está claro su condición en el contexto de las aseguradoras de riesgo. Pero por las dudas, nadie quiere invertir en estos momentos, por más atractivos que sean los negocios. La complejidad del panorama para el país se encuentra en: peligro de embargo a los bienes sin diferenciarlos de lo estatal de lo institucional o privados, especialmente en los Estados Unidos, medidas que podrían extenderse a otras naciones debido a que los requerimientos pueden ser impulsados por la justicia norteamericana, la que cuenta con una muy respetable fama de imparcialidad y al mismo tiempo de profesionalismo.
Otro de los factores que inciden es la determinación del gobierno nacional de cambiar el lugar de pago de los bonos reestructurados. En lugar de Nueva York se establece a Buenos Aires, aunque tal medida carece de consenso interno como externo. Parte del mal humor pasa porque Argentina al ser un país soberano, puede utilizar una serie de medidas propias de cada país. Dentro de ese paquete, se puede exigir la identificación de los tenedores de los bonos; pago de impuestos tales como Ganancias, Bienes Personales o pedir que cada tenedor se presente en persona para gestionar el cobro, no aceptándose la presencia de bancos administradores.
Otro contratiempo se encuentra en la brusca reducción de inversiones extranjeras en proyecto de gran envergadura como lo son: la explotación de petróleo (Vaca Muerta  junto a otros yacimientos), la explotación del litio en provincia de Jujuy (un recurso natural de grandes dimensiones, único en el mundo) y la ya clásica exportación de alimentos. Es bueno recordar que Argentina es uno de los tres países en el mundo que en poco tiempo puede duplicar su capacidad de producción.
La ausencia de inversiones junto a la presencia de una fuerte política impositiva, el creciente índice inflacionario, la marcada reducción en valores de productos exportables, poco a poco va enrareciendo el “aire político” del país. A estos condimentos debe sumarse un creciente malestar social incentivado aún más por el malestar que produce los hechos de inseguridad.
Se especula que la insatisfacción social irá creciendo a medida que se acerque fin de año y crecerá mucho más en el 2015, habida cuenta que se ingresa a un año político ya que se renovarán autoridades desde presidente y vice, pasando por el Congreso y los gobiernos de provincia. Cada comuna se convertirá en un bastión político-electoral ni bien comience el mes de marzo y finalizará en ek 10 de diciembre, cuando asuma el nuevo presidente.
En este esquema se especula que entre los presidenciables con posibilidades de suceder a Cristina Fernández:: Massa, Scioli, Macri, Carrió, Solanas, Cobo, Binner, entre otros, no se encuentra una figura capaz de capear con éxito las tormentas que azotan en el plano político,  económico y social. Inclusive, se especula, que quien suceda a Fernández deberá dar respuestas inmediatas en los cuatro primeros meses de su mandato. De no ser así, el caos volvería a estar presente y el desborde social sería indomable.

De registrarse este cuadro de situación, se echaría mano a la Variante Duhalde, pero en lugar del bonaerense, se designaría como presidenta, gracias a la Ley de Acefalía a Cristina Fernández ya que es la única figura política que hoy tiene un claro consenso popular. Resta saber si el Congreso Nacional la facultará con plenos poderes para hacerse cargo, aunque la especulación provenientes de los especialistas, hablan que éste constituirá uno de los requisitos ineludible para asumir un nuevo período pero sin pasar por las urnas. Es que en el 2016 se cumple el “bicentenario” de la Independencia y en los “planes matrimoniales” estaba pactado que “ella” presida tales faustos, como sucedió en el 2010.

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