Analizar hoy la realidad económica de Argentina puede convertirse en una
tarea compleja, porque en el horizonte inmediato se observan factores que van
refractando sobre el panorama diferentes efectos que tienen un mismo origen,
pero en lo inmediato parecerían productos de otra fuente. Al momento de observa
el “que pasa” en lo económico, es
conveniente “separa la paja del trigo”.
Hay factores o componentes propios de la política económica interna, algunos
potenciados por elementos del panorama económico internacional y otros,
producto de la lucha contra los fondos
buitres.
Inflación, retracción de las
ventas, pérdida de puestos de trabajo son ítems que deben figurar en a columna del plano interno, mientras que en el externo debemos incorporar: pérdida
del valor de los commodity (soja, en especial), retracción de las ventas
(China, por ejemplo, no acepta comprar el “aceite de soja”, quiere el grano)
mientras que como efecto fondos buitre
se debe señalar el conflicto planteado en la imprenta Donnelley y el aumento
del riesgo país.
El reciente índice de Precios Nacional y Urbano (IPCNU) correspondiente
al mes de julio último pasado, arrojó el 1,4%
de acuerdo al INDEC mientras que el
registrado para el Congreso fue del 2,47% Siguiendo la proyección del índice oficial, julio rompe con 5 meses
de desaceleración y este sí que es un dato oficial indiscutible, como el que
indica que en los 7 primeros meses del 2014, la inflación fue del 16,7% para los precios minoristas.
Las “razones del alza” están centradas –de acuerdo al INDEC- en esparcimiento, transporte y comunicaciones,
educación y equipamiento y mantenimiento del hogar. El rango par estos
cuatro ítems varió del 3,1 al 1,4%. Desde enero del presente año y hasta julio
incluido, el rango inflacionario fue de 3,7; 3,4; 2,6; 1,8; 1,4 y 1,3,
resultando que el 1,4 de julio es igual al registrado en mayo último pasado y
0,01 más que junio de este año.
El cuadro inflacionario arriba reseñado, se confirma con la realidad de
las góndolas de los supermercados que, desde el 2003 por primera vez
muestras un semestre negativo. Cabe recordar que el “modelo K” centró su
política en incentivar el consumo de la población, para algunos fue uno de sus caballitos de batalla preferidos, pero
la realidad de los números está preocupando a funcionarios del gobierno
nacional: consideran que si al avance de la inflación
se le suma la pérdida del poder
adquisitivo del salario (reflejado en las góndolas supermercadistas) y la pérdida de puestos de trabajo, se está
conformando una fuerte frente de tormenta
que puede acabar en un estallido social.
Los analistas de los supermercados afirman que como factores que
impulsan la caída de las ventas se contabiliza a: impuesto a las ganancias que afectan a los salarios; la fuerte presión
impositiva sobre las pymes; el aumento de los costos operativos y las
paritarias. A este esquema debe sumársele un fuerte aumento de precios en
artículos de alto rendimiento en el hogar, como lo son la yerba mate, fideos
secos, alimentos envasados secos, bebidas, lácteos y artículos de limpieza y de
tocador. Tal situación obligó a los consumidores a modificar conductas a la
hora de comprar y quedó segmentado en: la clase
alta escucha ofertas, la clase media
controla el consumo y los niveles
socioeconómicos bajos, busca precios en forma directa; lo que traducido en
el lenguaje de los supermercadistas, hoy
el cliente anda con la tijera en la mano.
De continuar con este cuadro de situación, los funcionarios del gobierno
nacional temen un estallido social similar al del 2001, pero cuyos efectos y
alcances hoy son de imposible medición. De ahí que el Secretario de Estado de
Seguridad saliera a rechazar de plano un proyecto de ley denominado “ley anti
piquetes” a los fines de reducir el impacto de las protestas que van aflorando
cada vez más en los centro urbanos con mayor población y que tienen por
premisas interrumpir el tránsito en las principales autopistas, avenidas y
bajadas.
La tendencia de cierras y pérdida de puestos de trabajo también preocupa
en centros urbanos del interior del país, como en Neuquén donde los cierres de locales aumenta cada día, siendo los
rubros de indumentaria tal realidad no debe ser confundida con lo que sucede en
empresas del mundo automotor. En este último segmento, la situación está
delicada producto de la baja de las exportaciones, que afecta a todo el sector
y que, pese al esfuerzo oficial de apoyarlo con un plan específico
(PROCRERAUTO) los resultados obtenidos no son los esperados.
Producto de la situación o del panorama internacional, es la suspensión
en una planta cordobesa dedicada a la producción de cajas de velocidad para la
industria automotor del Brasil, realidad que es reconocida en forma expresa por
sus directivos. Diferente es la realidad, de la misma empresa, para la planta
que produce para los mercados de Europa y Méjico que trabaja en forma normal.
Como es dable observar, la realidad tiene sus bemoles y se debe andar
con pie de plomo, pero los últimos índices de mano de obra ocupada están indicando
que en el rubro construcción se
retrajo la captación de mano de obra y se han producido despidos, pese a que el
gobierno nacional impulsa la obra pública como factor de creación de fuentes
genuinas de trabajo al igual que el PROCREAR.
Lo que hoy se teme, a nivel oficial, es perder la calle y que sea ganada por la izquierda o el sindicalismo
opositor es que de pronto, como si se despertara de una siesta profunda, se
dio cuenta que el decir una cosa y hacer otra, quedó sin sentido y sin contenido.
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