jueves, 28 de agosto de 2014

ARGENTINA: COMO SE VA ARMANDO LA "VARIANTE DUHALDE"

Si se compara el contexto social-político-financiero de la Argentina de hoy con la que se registraba en la Argentina del año 2001, se destacan notables ausencias de factores pero se corrobora la presencia nítida de otros elementos los cuales, por el momento, no se manifiestan como fuera de control.
Para definir bien el dónde estamos parados, conviene recordar aunque más no sea a grandes rasgos, los reales factores de desencadenaron la crisis de diciembre de 2001. Los componentes centrales fueron: una clara crisis financiera y política. Financiera porque no se permitía la extracción de dinero en efectivo de los plazos fijos, cuentas corrientes, cajas de ahorro sean nominadas en pesos argentinos como en dólares norteamericanos. A ello se sumaba el hecho que los gobiernos provinciales, frente a la ausencia del auxilio monetario nacional, no podían cancelar la liquidación mensual de haberes (sueldo y sueldo anual complementario) como la cancelación de obligaciones con sus contratistas o proveedores habituales, situación ésta que llevó a emitir cuasi monedas las cuales tenía “circulación restringida” pero ante la necesidad de la población de contar  dinero constante, fueron aceptadas en amplias regiones del país. Tales situaciones fueron las verdaderas causales del estallido social del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Desde lo Político la crisis se agudizaba y abonaba el descontento social existente porque había renunciado el vicepresidente de la Nación, quien denunciaba la existencia de pagos extras (la jerga popular la denominó “la banelco”) a senadores nacionales con el fin que prestaran cuórum y votaran a favor una serie de leyes exigidas por el mercado. Como la molesta situación nunca se dilucidó, la segunda fuerza política del país, el partido Justicialista, comenzó a retacear su apoyo y la alianza que llevó al gobierno a Fernando De la Rúa, inició un proceso de disolución. A estos ingredientes, debe sumársele el hecho que la mayoría de las provincias estaban gobernadas por gobernadores y legisladores provenientes del Partido Justicialista.

La protesta social se extendió a las calles y como primer elemento fue la presencia de las personas autoconvocadas en puntos neurálgicos de las principales ciudades argentina, que se limitan a golpear las cacerolas dando el mensaje que no había que comer. Tales manifestaciones fueron reacciones espontáneas, sin la presencia de grupos convocantes sean partidos o agrupaciones políticas, sindicatos o algún caudillo popular. Es que el malestar por la falta de dinero y ante la imposibilidad de contar con los ahorros propios, los argentinos fueron saliendo a la calle cada vez más. Días previos al gran estallido se habían registrado saqueos a supermercados y grandes tiendas en las principales ciudades de todo el país.
La presión popular se hacía sentir cada día más, siendo el 20 de diciembre de ese año, un día clave: por la madrugada renunciaba el ministro de Economía, Domingo Cavallo y un día más tarde lo hacía Fernando De la Rúa luego que sus intentos por dialogar con las fuerzas políticas del país fracasaran.
En este apretado resumen se observan la presencia de componentes nacionales que hoy están presentes: la recesión, producto de factores externos, como ser: pérdida del valor de los granos, fuerte presión del FMI y el no giro de apoyo financiero, situación que se encuentran en la realidad argentina: la soja está cayendo de sus valores históricos y no hay ingreso de divisas vía inversiones o préstamos internacionales. También se encuentra presente la recesión con una pérdida acumulada de 400 mil puestos de trabajo, marcada caída de producción de naftas, que registra una caída entre el 6 y el 9% en lo que va del 20014.
En el plano social no se registran movimientos de autoconvocados sino que las movilizaciones responden a políticas sindicales o de grupos sociales de diferentes orientaciones políticas. Se podría afirmar que la protesta social está hoy impulsada por movimientos de izquierda pero que carecen de fuerza y estructura territorial capaz de una gran convocatoria. Los éxitos de estos tipos de protesta se pueden encontrar en las tomas de terrenos y/o inmuebles y en algunas fábrica de origen extranjero.
Las tomas de terrenos (conocidas como toma o la toma) es un movimiento que surgió en la década de los años 90, provenientes de regiones del Paraguay y Bolivia, y una de las regiones donde hicieron “pie”, fue el interior rural de la provincia de Santiago del Estero, un Estado que se distingue por contar con serias falencias en la tenencia de la tierra. Desde allí se extendió a otras regiones del país, llegando al día de hoy a cubrir casi todos los centros urbanos de importancia. San Carlos de Bariloche cuenta con distintas tomas de terrenos o predios y que son producto de la dejadez de las autoridades provinciales, comunales o judiciales e inclusive propietarios. Una de ellas data de hace tres años. Según narra una de las “tomantes”, al predio arribaron dos familias y luego, al ver que nadie hacía nada, fueron llegando día a día más familias y hoy el predio ocupado cuenta con 470 grupos de "tomantes".
En la Argentina de hoy encontramos en el escenario socio-político una marcada recesión, caída en el valor de los granos y merma en la exportación de cortes de carnes; las ventas al Brasil están hoy muy lentas, casi paralizadas; hay problemas con Paraguay y Uruguay; a lo que se suma el conflicto judicial con los fondos buitres y la justicia norteamericana y una actitud de lejanía con los distintos Organismos Internacionales de crédito, llámese: Club de Parías, FMI, Banco Mundial, UE, etc. Las potenciales salidas a la crisis financieras con los fondos buitres, registra una fuerte oposición por parte de todo el arco político que no apoya la gestión de Cristina Fernández y a diferencia del 2001, la oposición está muy dividida. 
A eso debe sumársele la imposibilidad que tiene la población para adquirir moneda extranjera (dólares norteamericanos, euros, reales) sea para ahorro, para compras en el extranjero o viajar a destinos turísticos del exterior. En el plano interno se encuentra muy fuerte el problema de la inflación, pérdida de puestos de trabajo y los esfuerzos realizados por el gobierno nacional con el fin de mantener vivo el consumo interno, está comenzando a arrojar índices preocupantes. Es el caso del PROCREAR, PRO.CREAUTO, TARJETA ARGENTANK  entre otros planes impulsados desde el ámbito oficial que con el correr del tiempo van perdiendo su eficacia. Se impulsó el PROCREAR con el fin de aumentar la actividad del sector de la construcción y pese al gran esfuerzo, los índices de actividad son negativos.

Junto a la falta de estabilidad económica, debe sumársele la inseguridad producto de la presencia de mafias organizadas, del tráfico de estupefacientes pero que se agudizan debido a la tirantez existente entre funcionarios nacionales y líderes que apoyan al actual gobierno, del modo de conceptualizar el delito y la metodología a seguir a la hora de combatirlo. Todo esto va armando una “rara ensalada” que puede o no, crear el escenario para impulsar la variante Duhalde, hay elementos firmes, pero no determinantes aunque se percibe un malestar social que va creciendo. Por ahora la nave puede seguir, pero si se continúa por el camino equivocado, ¿volverá a encallar?

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