En el escenario político argentino cada día que
pasa se observa un panorama diferente al de ayer, sea más complicado o con mejores
perspectivas, realidad que lleva a pensar si puede existir un “gran éxito”
dentro de un "rotundo fracaso", enmarcado por una persistente “estanflación?.
Las últimas noticias prevenientes de la
actividad económica nacional arrojan índices con claros signos de caída de la
actividad en diferentes sectores considerados como “testigos” y entre los que
figuran los 400 mil puestos de trabajo
perdidos de lo que va del año. Desde el lado
externo llega la noticia que el Grupo
de los 77 (G-77) más China, impulsarán un proyecto mediante el cual se
establecerá un marco jurídico regulador en el contexto de una Convención Multilateral para la
Reestructuración de Deudas Soberanas, a fin de contar con un marco
jurídico regulador de los procesos de reestructuración de la deuda.
Retomando la realidad económica argentina, el INDEC reconoció que el sector de la construcción
registra una caída, para el primer semestre del 2014, del 2,3% contra un
crecimiento –un año atrás- del 3,3%, tal reducción significó una
pérdida de más de 10 mil puestos de trabajo, aunque desde el sector empresarial
se reconoce que la cifra real indica que la disminución de puestos de trabajo supera
los 20 mil. Los datos oficiales aportados por el INDEC, dan cuenta que la merma en la mano de obra captada desde el
2011 a la fecha significa 35 mil puestos menos. Estos
datos son preocupantes, habida cuenta que el período analizado coincide con la puesta en marcha del
plan PRO.CRE.AR.
Otro sector que arroja cifran declinantes es el
relacionado con el consumo de servicios públicos, uno de los caballitos de batalla del modelo
K. en este rubro, la declinación
obedece no a una merma propiamente dicha, sino a un menor crecimiento en
comparación con períodos anteriores. La tasa de expansión de un año atrás
estaba en los 8,5% y en este año el
índice trepa al módico 4,3%. Si se
observa el desagregado de los servicios tales como: pasos por peajes, uso del
transporte de pasajeros, de cargas, agua, energía eléctrica, gas, etc., se registra
un comportamiento disímil para estos ítems.
En el caso del transporte
de pasajeros, el crecimiento anual fue del 2,2%¸ energía, gas y agua el uso aumentó en un 0,8% pero en relación a los pasos por puestos de peaje decreció un 0,4%
constituyendo así en la sexta
declinación interanual consecutiva, pero si se observa el movimiento de mercadería el índice
decae un 16,3%, conformando el décimo
mes de caída continuada e ininterrumpida. Tales índices oficiales demuestran
que el consumo de servicios públicos
está atenuando su crecimiento. Y esto es lo preocupante para el gobierno
nacional.
El cuadro de situación que ofrece la economía
argentina, despertó las alarmas en el mundo sindical que está observando que puede ser realidad un despido masivo de
trabajadores, en un plazo no muy lejano. Resaltan que ante la situación de
la economía argentina no crece, las empresas pierden competitividad como
consecuencia de la caída del consumo. A esa realidad se suma que sectores que
fueron verdaderos caballitos del modelo kirchnerista, como la construcción
y el automotor, donde se registra un crecimiento en el número de
suspensiones y despidos, obligando al gobierno nacional al lanzamiento de un
programa, el PRO.CREAUTO con el fin
de sostener al sector. El panorama del asalariado es preocupante, porque de 18
millones de personas en condiciones de trabajar, el trabajo en negro comprende a más de 4 millones de personas, pese a
que el 10% de la PEA está “ocupada” por el empleo estatal en las provincias.
Sindicatos, gobierno nacional, provincias, junto a
otras organizaciones están registrando un descontento social en crecimiento,
un índice que principalmente preocupa, y mucho, al gobierno
nacional. Parte porque esa protesta
social, está siendo captada por una
izquierda combativa.
Dentro de esta ensalada que constituye la realidad
argentina, el 9 de setiembre próximo la Asamblea General de las Naciones
Unidas debatirá el proyecto para
abordar una Convención Multilateral el
cual está siendo apoyado por 130 países y se especula que será tratado antes de
fin de año. El objetivo es resolver en
forma justa y equitativa el problema de la reestructuración de la deuda
soberana de los Estados y evitar el ataque por parte de los denominados “fondos buitres”.
Se descuenta que la Asamblea General antes
que finalice el 2014 lo trate porque hay 55
billones de dólares que forman parte de la deuda internacional, que triplica
la deuda externa de los Estados
Unidos, que junto a Japón e Italia constituyen
las naciones más endeudadas del mundo. Lo que sucedió con Argentina es que la crisis se desató antes del tratamiento de este proyecto que a nivel de países
emergentes interesan a Polonia,
Brasil, Liberia, Irak, Panamá, Ecuador, Nicaragua, entre otros, naciones
que ya están sintiendo muy de cerca las operaciones de los “fondos buitres”.
Si Argentina
logra un dictamen favorable y logra zafar del accionar de estos fondos
especulativos, el gobierno nacional presentará en el “mundo interno” como uno
de los mayores logros de la historia argentina, el de haber vencido las
especulaciones financieras pero, cabe el interrogante, el logro, ¿constituirá suficiente argumento para superar el panorama negativo del
presente? Sólo la realidad de ese
día podrá brindar una respuesta certera, antes no.