jueves, 17 de julio de 2014

SIN REBOTE O “NO DEJARON” QUE REBOTE?

La corrupción en los feudos provinciales y la necesidad del poder de callar al periodista, es un tema recurrente en los últimos años, pero no solamente durante “esta gestión”. Digamos que “siempre” se trató de callar al mensajero, independiente de si se está diciendo o no la verdad.
Un caso ejemplar es el que sucede en Santiago del Estero, en donde el “poder” quiere hacer callar a los periodistas que hablan en sus medios de temas que a ellos no les conviene que sean conocidos por el “gran público”.
¿Qué está molestando al poder? Que figuras emblemáticas del cambio, de lo nuevo, de lo positivo de la política, sean “nombradas” o formen parte de “tema de conversación” entre personas sospechadas o son motivo de investigación por narcotráfico.
Hasta aquí, un primer escenario de una realidad compleja. ¿Por qué? Porque el periodismo “reproduce” una conversación de personas investigadas por fuerzas de seguridad y la justicia, en la que se escucha como “tema de conversación”, una provincia, un político y a su hijo. Y aquí tenemos o al segundo escenario o a la “otra parte” del escenario.
El entredicho puede ser resumido en: A mí me molesta lo que dices, expresa el político, y el periodismo responde “yo reproduzco un conversación”. En el fondo de la cuestión, estamos asistiendo a una lucha de poder, de simple poder, en donde el periodismo es utilizado a modo de un “canal conductivo”, sin tener ni arte ni parte.
Digo que es una lucha de poder, porque el periodismo no investigó sino que recurrió a sus fuentes y esas fuentes “pasaron” cierto material para que sea difundido. El poder pasa tanto por el político y quienes investigan, no por el periodismo que solamente vale mientras dice la verdad.
Lo que se observa en este entredicho es que un poder le está diciendo al otro, cuídate que tengo motivos para investigarte y a modo de correo utiliza los medios de comunicación porque son públicos y creíbles.
Un elemento que se agrega a este “tire y afloje” de la realidad política de hoy, es que la capacidad “de hacer” de los poderes se refleja en forma directa como indirecta. Y el “poder político” hace gala –de su capacidad de influencia- cuando logra “acotar” el alcance de la noticia negativa. Y cuando logra acotar, es porque el medio o los medios de comunicación aceptan mirar para otro lado y no tocar el tema. Este caso es un ejemplo claro del modo en que se influencia sobre las empresas  periodísticas que obviaron tocar el tema, reduciéndolo a nada. El papel que juegan es importante, porque tienen en su poder el poder de definir si una cuestión debe ganar espacio o no en los medios.  Esta conversación, que no es una cuestión circunstancial, careció de presencia en los “grandes medios” o de alcance nacional. Solamente se hizo eco INFOBAE y el programa de Lanatta, demás está decir que en el principal medio de Santiago del Estero, no se gastó ni una coma, pese a que la noticia es local.

Esta es otra “máscara” que debe ser tirada por tierra. Es necesario que un diario, una emisora, un canal de televisión y hasta los mismos sitios web, se dediquen a un periodismo enmarcado dentro de los principios éticos de la profesión y no en el manejo del tanto tienes, tanto vales, como sucede hoy en día, con el arribo a los medios de “empresarios” que solamente buscan el mango de la ganancia. 

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